
En Hong Kong el gusto por aprender idiomas extranjeros se ha propagado a los ciudadanos desde la edad juvenil debido a la naturaleza de la ciudad. Los consumidores locales exigen excelencia en productos y servicios con costos mínimos y siempre requieren la autenticidad. Dado que saber inglés ya no es un privilegio para los estudiantes y trabajadores de esta ciudad cosmopolita, hablar una tercera lengua extranjera puede enriquecer su perfil personal con el objetivo de sumar competitividad.